miércoles, octubre 04, 2006

Coldcut en Barcelona

COLDCUT
Sala Apolo
2006
16 de marzo

VÉRTIGO DE ESPEJOS.

La sensación que me dejó el concierto de Coldcut en el Apolo de Barcelona fue la de haber estado en una especie de presente del futuro, donde el cruce vertiginoso de citas en todos los soportes actuales se expuso en modos nuevos y propios. No es novedad, hace años que Coldcut ha hecho del mestizaje su identidad, de las interrelaciones nada azarosas una marca, de su buen gusto el talento para poner orden, un orden que apenas alcanzamos a descifrar, al menos al ritmo en que a ratos se nos propone. La sucesión de cambios y ritmos puede ser muy densa, la superposición casi indescifrable para el ciudadano de a pie, pero Matt Black, Jon More y secuaces se las arreglan para hacerla digerible e incluso pegajosa. Supongamos que al enfrentar una pintura nos fijamos más en lo que está pintado y luego en cómo… Con Coldcut pasa algo parecido, porque resulta complejo intentar descifrar de qué manera la conexión de todos esos juguetes puede sonar y verse tal y como lo vi-vimos esa noche. La explicación es que esos juguetes están en las manos indicadas, que estos niños grandes son capaces de complicar los límites de lo actual, mostrando la versatilidad de lo flujos posibles con la tecnología disponible y, a mi modo de ver, siguen ampliando las posibilidades de un modo creativo. Encuentran filones que dan luces del infinito que hay más allá del límite actual de lo conocido. Son visionarios, capaces de aventurarse por territorios por los que pocos o nadie ha transitado antes.Lejos de las comparaciones con otros de sus trabajos o con la enorme referencia que representa el sello Ninja Tunes desde su creación, que si, me parece que la presentación en directo del disco Sound Mirrors resultó una experiencia lúdica y renovadora. El escenario hecho un enjambre de máquinas, las luces y las pantallas, la energía de los músicos, las apariciones de voces que están y que no están, todo en beneficio de una noche potente y plena, que consiguió sacarnos de la actitud fría y pasiva con que pudimos llegar de nuestra vida cotidiana, para impedir que nuestros pies permanezcan demasiado tiempo fijos y dejar que la risa se nos arrancara por todas partes. Me sorprendí con los pelos de punta al escuchar que aquellos extraños sonidos provenientes de la madeja tecnológica eran una versión de Atomic Moog 2000 o cuando, casi al cerrar, los toques de tabla inundaron la sala enrojecida, al tiempo que aparecían chicas sonrientes bailando bollywood sobre un fonde de bueyes proyectados en las pantallas: era True skool, una de las canciones que más gustó de su nuevo disco y que pegó tanto como las más conocidas de su disco anterior. Serán recordadas también las “versiones-caprichos-de-Apolo” de This island earth (con la presencia de una cantante virtual), Just for the kick, Walk a mile o Everything thing is under control, con la que comenzaron a despedirse (atención con la remezcla dnb que circula como the ghemists remix).El público se tomó bastante en serio esto del concurso-juego My CCTV, al punto que el recinto estaba atestado de cámaras y camarógrafos, avezados o no, procurando capturar la sesión desde un ángulo o perspectiva propia. Revisen el sitio www.coldcut.net donde van publicándose los vídeos de los conciertos de Coldcut y esperamos que se vea plasmado ese nuevo vértigo de espejos que pasó por Barcelona.

ás