jueves, diciembre 07, 2006

John Zorn's Moonchild x Patton, Dunn y Baron

John Zorn’s MOONCHILD
(Mike Patton, Trevor Dunn & Joey Baron)
Sala Apolo - 29 de noviembre de 2006
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El espíritu colaborativo que empapa los proyectos del saxofonista, compositor y productor neoyorkino John Zorn es todo un emblema de los tiempos que corren para la música. Empeñado en la experimentación de vanguardia desde sus inicios en la superbanda Naked City (donde tocó también con Joey Baron), Zorn sigue explorando y ampliando los límites del rock y el jazz, en esta ocasión contando en la interpretación con tres de sus más aventajados secuaces. Es que para Zorn la idea del compositor como alguien aislado ha desaparecido hace tiempo. De hecho su trayectoria musical nos muestra un camino que pasa de la noción de género y que apela en forma constante al eclecticismo y la fusión salvaje de los más diversos –y en apariencia incompatibles– músicos y estilos.

En esta ocasión, este espíritu se cristalizó en Moonchild, un proyecto bastante oscuro, denso y muy pródigo en sonidos a los que el oído no suele estar acostumbrado, manejando códigos nuevos y propios, con una interpretación fuera de serie por parte de Mike Patton (voces), Trevor Dunn (bajo) y Joey Baron (batería). Aunque el primero es más conocido como miembro de Faith No More, Patton y Dunn, son amigos y cómplices de toda la vida: en 1985 crearon Mr. Bungle, una banda fundamental de los noventa, y a partir de 1999, tras la disolución de FNM, iniciaron sus incursiones en múltiples proyectos, siendo Fantomas el más destacado de ellos. Por otra parte, Baron ha participado con Dunn y Zorn en Masada y su serie Great Jewish Music, donde desarrollan cruces entre la música judía y el jazz. Se trata de músicos prolíficos y que se las arreglan para hacer mil cosas a la vez.

El virtuosismo de Patton para utilizar su voz como un instrumento y jugar con la improvisación de sonidos preverbales y sutiles efectos de apoyo, lo ha elevado en vida como un verdadero gigante, condición que ha confirmado hace unos días en la presentación en la Sala Apolo. Como poseídos, Dunn y Baron explotaron en esta ocasión una vorágine de sonoridades, aparentemente aleatorias y frecuentemente cautivantes, que dialogaban con un Patton convertido en médium, en una especie de trance, un vehículo para la expresión de fuerzas profundas y oscuras que buscan su forma en una atmósfera jazzística infernal y de conjuro indescifrable; ruidos y ritmos provenientes de algún recodo olvidado de nuestra parte más animal, que se fueron sucediendo y superponiendo para sorpresa o deleite de los asistentes, pasando desde momentos calmos a otros de un frenetismo tempestuoso.

Tal vez lo único que causó descontento fue la escasa implicación de Zorn en el espectáculo. Claro, muchos desconocían que se trataba de una obra compuesta y dirigida por el neoyorkino, en la cual no tomaba parte como músico. Albergaban la esperanza de verlo tocar el saxo y, de no ser por la fugaz aparición para dirigir sobre el escenario la última canción, se habrían quedado con la frustración de no haber podido ver a uno de los más preclaros exponentes de la vanguardia musical contemporánea.

Como anécdota, contar que mientras el público permanecía absorto y concentrado en la virtuosa interpretación de Patton y compañía, nadie parecía percatarse de la presencia de Zorn en la mesa de control de sonido ubicada en frente del escenario, donde a mitad de concierto lo sorprendí camuflado de roadie y separado de la gente por una escueta cinta. Fue imposible acercarse para intercambiar palabras cuando la banda se retiró del escenario, ya que abandonó la mesa antes que alguien se diera cuenta, para reaparecer junto a sus amigos y agradecer a un público que retribuyó con aplausos la osadía permanente de este músico del abismo.

Álvaro Soffia

FOTOS EN: spaces.live.msn.com
VIDEO EN: www.youtube.com/watch?v=0DVgEdxHD30